21 April 2010

El Zara no vende rebecas




“Era aquel sol un astro invisible, frío, calvinista y hereje, sin duda indigno de su nombre...”
(Arturo Pérez-Reverte: El Sol de Breda)


Pues eso. Así se describiría la meteorología glasguense... más o menos. Resumiendo: menos calor, aquí hace de todo. Bueno, dicen que tampoco suele nevar, aunque este invierno hasta cayó algo de eso también.

Y lo peor no es eso. Es decir, se puede sobrevivir a 2 grados de temperatura por las mañanas, y 6 o 7 el resto del día. No es tan grave. E incluso la lluvia no resulta al final tan terrible. Molesta, sí, mucho. Pero se sobrelleva. Lo realmente inquietante de todo este asunto, lo que de verdad hace que se te ericen los pelos de la nuca y se te ponga la piel de pellejo de pijota, es la indumentaria del personal. O más bien de "la personala", si no quiero que mi admirada Bibiana Aído se lleve las manos a la cabeza. El tremendo frío de estas tierras te hace temblar por las mañanas, sí. Pero la vestimenta de las señoritas glasgüensas te hace estremecer de pies a cabeza. Te dan unos escalofríos que te recorren la espalda de arriba a abajo doce veces.

La única explicación que tengo para este fenómeno...  la indumentaria, no los escalofríos... Decía, que la única explicación que encuentro es que aquí el Zara no vende rebecas. Por eso van todas con dos trapitos encima. Por eso las pobres tienen que ir despechugadas, haga la temperatura que haga. Y supongo que tampoco venderán pantalones largos, porque se gastan unas minifaldas que te da cosa preguntarles el nombre a las chavalas, conociéndolas ya tan profundamente como las conoces nada más verlas. Así que desde aquí hago un llamamiento público a mi primo Amancio:

"Señor Amancio Ortega, por el bien de los turistas de estas benditas tierras escocesas: ¡¡Haga el favor de vender por aquí ropa de invierno!!"

Dicho lo cual, también pienso que es que los escoceses deben tener en su genoma algún que otro cromosoma de pingüino. De otro modo no me explico que sobrevivan a este clima, sin una mísera rebequita del Zara y todos en falda.

Por otro lado, la parte buena del asunto (es que hoy me he levantado optimista) es que, por ejemplo, apenas hay insectos. Al menos hasta que no inventen las bufandas para moscas, no creo que a ninguna se le ocurra venir hasta aquí a echar un fin de semana con la familia. O los termos para mosquitos, porque si quieren picar a alguien van a necesitar una Black&Decker y mucha paciencia.


Otra cosa buena es que por fin he hecho las paces con mi ligue escocés... la calefacción. Al parecer resulta que fui un poco brusco y, claro, se me enfadó un poquillo. Pero tras unos días de cierta frialdad en el ambiente, de tiras y aflojas, de miraditas de deseo... Pues eso, que toqué su lado sensible, di en la tecla correcta y volvió a su carácter cálido y afable de siempre. Así que no importa lo fría que sea la noche, mientras que esté a la vera de mi querida "Cale", así la llamo yo de cariño. Ella a mi me llama "@#grrrm%·$" cada vez que la toco.









Saludos glasgüences.

3 comments:

DarthIA said...

Qué mal que tienes que estar pasándolo por culpa de que Zara no venda rebecas en Glasgow... ;P

Además, en realidad lo hacen por el bien de los extranjeros... para que estén ellos más "calentitos" xD

Unknown said...

Jajajaja

Es que uno es mu sufrío... :P

Dayan said...

Ay, qué penica me das! Todas en minifalda! y despechugadas! qué agobio, no? :P
Con el calor que hacía aquí ayer, no te quiero ni contar! Y tú tan fresquito.

Besos!!

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