12 September 2009

Mala suerte

El sol aprieta a esas horas del día. Las pocas gotas de agua de mar que perlan tu piel se van resecando, mientras el crujido del papel de aluminio deja paso a un bocadillo de tortilla de patatas. De improviso salta una ráfaga de levante, levanta una nube de arena, y convierte el bocadillo en crocanti de tortilla de patatas.

Mala suerte.


La lluvia arrecia esa mañana. Bajo el paraguas todo parece algo caótico: gente que viene y va esquivándose a duras penas, malas caras por lo temprano de la hora y lo azaroso del chaparrón. Una señora mayor aparece súbitamente frente a ti, obligándote a escorar el cuerpo hacia tu izquierda para no llevártela por delante. Pisas una húmeda y cremosa deposición canina con el pie derecho. Resbalas por la superficie del susodicho detritus y el “aqua-planing” provocado por la lluvia. Se te va el cuerpo, y caes de culo sobre el regalito perruno.

Mala suerte.


El corazón se te sale por la boca. No haces más que mirar a tu alrededor con los ojos desencajados y las manos temblorosas. Hace cerca de un minuto que contienes la respiración. Y cuando toda tu vida pende de un número, tu número... El niño repelente de uniforme antediluviano canta el 27, en lugar del 72.

Mala suerte.


Queridos niños, no confundáis estos sucesos de auténtica mala suerte, donde el azar es el principal y casi único culpable, con esas otras situaciones donde es el protagonista de la historia el que pone todo de su parte para que la cosa acabe en tragedia.

Por ejemplo: ponerse delante de un animal de 500 kilos de peso y 30 o 40 centímetros de cornamenta, y morir aplastado o corneado NO es mala suerte. Es comprar todas las papeletas para que te toque la china. La cosa es al revés: si cometes tremenda locura y sales ileso, has tenido muchísima suerte.

Otro ejemplo: irse a 8.000 metros de altura con una tienda Quechua, dos cantimploras y tres sobres de sopistant, y morir congelado NO es mala suerte. Una ventisca de hielo y nieve que te sepulta y te impide respirar, mientras la temperatura se pone en -30 grados es mala suerte en Barbate, pero no en el Everest o el Himalaya.

Empotrarse contra la mediana de la autopista y morir entre el amasijo de hierros en lo que se convierte lo que antes era tu coche, tras haberte bebido dos cubatas en la fiesta de la que regresabas, no es mala suerte. Mala suerte es que en tu fechoría hayas arrastrado a alguien contigo.

Perder un brazo y sufrir quemaduras de tercer grado en todo el cuerpo por meterte en una plazoleta donde decenas de descerebrados como tú se lanzan miles de petardos y bengalas no es mala suerte. Salir intacto es una grandísima potra.


Me parece que queda claro el concepto. O eso espero, porque últimamente no sé si la gente se está empezando a volver imbécil, o es que todavía nos gusta aparentar que nos la cogemos con papel de fumar. Algunas desgracias no son mala suerte. Jugar a la ruleta rusa y perder no es mala suerte. La suerte es llegar a sobrevivir.

2 comments:

little_gades said...

Hola Javi. :)

Queda clarísimo el concepto de mala suerte. Y no podría estar más de acuerdo contigo.

Up la tengo pendiente aún, no tiene nombre esperar tanto para ver una película de la que todo el mundo habla maravillas pero las circunstancias son las circunstancias...

Bueno, espero que todo vaya bien y vayas a divertirte viendo "Qué les pasa a los hombres". =)

Un beso!

Alhy said...

Aloha, viajero!

What new te voy a decir yo sobre la suerte, después de tanta chapa fotologuil sobre la CAUsalidad y ser arquitecto del destino?
Autoresponsabilizarse de lo que va mal en la vida es una asignatura pendiente de casi la mayoría. Pero es que ponerse a ello hace mucha pupita, nos enfrenta a culpas, reajustes y grandes cambios. Es mejor seguir siendo un adolescente emocional y pensar que eres rebelde porque el mundo te ha hecho así. En fins :(

¿Asi que de turisteo por Euskadi, ein? Ya me contará detalles, ya. Espero que haya disfrutado con nuestros muchos y variados encantos ;)

Existe una versión masculina de las diosas de cada mujer escrita por la misma autora, pero no la he leido, en parte por mi terapeuta, que no parecía demasiado satisfied with the result ;)

Kisses autoresponsables ***

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