21 April 2009

Éxodo (II)

(Continuación del Éxodo)

Dejamos al pueblo "JOdío" buscando la tierra prometida, en el tren hacia el paraíso, huyendo de las 7 plagas divinas. Retomemos el relato...


En su exilio, Yahvé proveía a los "JOdíos" de víveres para subsistir en la dura travesía, mediante el envío de lo que se conoce como "El Maná". "El Maná" era un señor mayor, de larga melena cana, y andares indecisos, con un parecido más que razonable con el batería del grupo de rock mejicano. "El Maná" empujaba un carrito metálico mientras, con voz monótona, monocroma, incolora, inodora e insípida, repetía sin cesar una letanía a su Dios: "Er fanta, la serveeeesa, la... co... ca... colaaaaaaaa.... El agua, las patatas, la... co... ca... colaaaaaaaa... bocaííííllos!". De vez en cuando alguno se contagiaba de su espiritualidad, y exclamaba: "¡Aquí estoy, señor! ¡Un agua y dos paquetes de papas!".

Cierto día, estando los "JOdíos" degustando los víveres de "el Maná", se oyó un grito espeluznante. Era el tonto del pueblo, alias "el Moi". Se le había acabado el tetrabrick de batido puleva de chocolate, y lloraba desconsolado su pérdida. Súbitamente, sintió una llamada, y en pocos segundos había atravesado un vagón de pasajeros, el vagón-restaurante, otro vagón de pasajeros, regresó al vagón restaurante a robar servilletas, de nuevo cruzó el vagón de pasajeros, y por fin llegó al servicio de caballeros. Estaba claro: el batido estaba caducado. Se oyeron truenos, rugidos animales, la tierra tembló... Y a los pocos minutos salía "el Moi", con cara de satisfacción, y sosteniendo en sus manos el cartón de tetrabrick abierto en canal, y unos garabatos pintados dentro. Ponía lo siguiente:


(Para los puristas: en aquella época los tetrabricks eran de pergamino. Y me gusta el número 7. Más cosas raras tiene la Biblia, y un montón de gente se la cree.)


Ante esta revelación, todos quedaron perplejos. Sobre todo la madre de "El Moi", que juraba y perjuraba que su niño no sabía leer, y mucho menos escribir (lo de que no sabía contar era algo obvio, a tenor de la numeración de los mandamientos). Que a lo más que podía aspirar era a político o, a lo sumo, heredar el trabajo de su padre, un artesano de gran habilidad manual: era mamporrero de camellos.

En fin, que en esas disquisiciones estaban, cuando de repente una gran cortina de humo les cegó. Cuando cesó el estruendo, todo quedó en calma. Unos pensaron que era una señal divina, y empezaron a rezar al tetrabrick de "el Moi". Otros se despertaron de la siesta, contraviniendo el tercer mandamiento. Y el resto simplemente se levantó, cogió sus cosas, y se fue a la puerta del vagón del tren, sorteando peligrosos obstáculos divinos, que ponían a prueba su fe: viejas hipermaquilladas, niños pequeños con mocos cuales cataratas del Niágara despeñándose de sus orificios nasales, más bicis que en el día de la misma apiladas en uno de los zaguanes del vagón, "el Maná" y su carrito metálico... Era la Divina Comedia, versión Supersol.

Y el mar rojo se abrió. Es decir, las viejas maquilladas como prostitutas se apartaron de la puerta, "el Maná" hizo desaparecer su carrito como por arte de magia, y las bicis... las bicis siguieron allí, porque no había dios que las quitara. Y el pueblo corrió en tropel, para alcanzar la tierra prometida... y soltar la maleta, y darle dos besos a mamá, y decirle al oído cuánto se le ha echado de menos en ese destierro en el desierto.


FIN DEL ÉXODO



(Fragmento de la Javiblia)

2 comments:

Alhy said...

¡Jajajaja!Holy Moses!

Tengo dos dudas. Una quiero despejarla, pero de la otra no estoy demasido segura:

1- ¿Que fuente psicotrópica/Benhuriana/sexuar/empachil/imsonmeil/juerguil le ha inspirado esta historia partida en dos?

y

2- ¿Qué es un mamporrero de camellos? (Miedo me da la respuesta)

Parla de mi, pero lo suyo é mú fuete ;)

Kisses dudosos ***

Pd: el E4 fue demasiado doloroso de escribir. En estos momentos, no puedo leerlo again...

Pd2: esta week ver Déjame entrar por fin ;)

n said...

¿Te han dicho alguna vez que estás muy loco?


jajaja

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