05 July 2012

Desencanto






Así andamos últimamente: como un burro persiguiendo no se sabe bien qué, por un motivo que ya casi ni recuerdas.

Y lo peor es que miras alrededor, y ves cómo hay algunos burros aún más burros que tú, que a su paso van arroyando lo que sea que encuentren en su camino. Y te preguntas un segundo si lo hacen a sabiendas o inconscientemente. Piensas si les pasa como a ti, que sigues corriendo tras la zanahoria y apenas te paras a pensar un momento en lo que estás haciendo, en la finalidad de todo esto.

Aún puedes recordar perfectamente cómo entraste en este juego, y por qué. Rememoras, cada vez más dificultosamente, eso que te conmovió, ese destello o aquella pequeña satisfacción primera que hizo que te decidieras por este camino. Ya sabías que no era algo fácil, casi no hacía falta que te lo advirtieran. Ya habías tomado una decisión, que era simplemente seguir una corazonada, un impulso. Intentar seguir el camino que más te atraía.

Luego ese camino fue poco a poco elevándose con una suave pendiente. Pero a mayor dificultad, más atractivo el desafío. No escogiste este camino porque fuera fácil, sino porque sabías que sería una continua exigencia, y eso te gustaba muchísimo. El comprobar si serías capaz de cumplir tu parte, de alcanzar lo que se te exigía.

Y de pronto, de la noche a la mañana, te descubres a tí mismo persiguiendo una zanahoria. Y miras a tu alrededor y ves que no eres el único. Que sois muchos burros persiguiendo zanahorias.

Pero tú esperabas otra cosa. No una mayor recompensa, sino algo mejor. Esperabas poder sentirte mínimamente orgulloso. No pretendías crear la octava maravilla del mundo, pero sí hacer algo de lo que te sintieras satisfecho. No escogiste este camino por dinero, títulos o gloria. Simplemente lo hiciste por afrontar pequeños retos, por hacerte nuevas preguntas, por desafiarte cada vez.

Y ahora te sientes ridículo. Y cansado. Y triste. Y muchos días de buena gana te sentarías al borde del camino, y le tirarías la zanahoria al primero que pasase. 

Quién sabe, quizá sea divertido ver desde fuera a unos cuantos burros matarse por una mísera zanahoria.


Saludos.

No comments:

Post a Comment